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Síndrome del niño hiperregalado Niño

Síndrome del niño hiperregalado

La celebración de Reyes guarda muchos aspectos positivos: fomenta la ilusión, la imaginación y la fantasía en los más pequeños, pero estos beneficios educativos pueden echarse a perder con algo tan habitual como que los niños no paren de recibir regalos. Esto puede conducir a la aparición de una serie de rasgos de carácter contrarios a los buscados. Un exceso de presentes puede derivar en lo que se conoce como síndrome del niño hiperregalado.

 

Por Rosalía Torres.

En muchos hogares, durante las fiestas de navideñas, los niños no paran de recibir regalos de parte de Papá Noel y los Reyes Magos. ¿Es bueno que reciban tantos? ¿Cuántos regalos serían los ideales? ¿Cómo podemos evitar que el ambiente tan consumista del que nos rodeamos influya negativamente en la educación de nuestros hijos y eche a perder una tradición familiar tan bonita?

 

Pérdida del sentido y el valor de las cosas

El síndrome de niño hiperregalado, pese a ser no reconocido por los manuales diagnósticos como tal, hace referencia a aquellas circunstancias en las que, como consecuencia de exponer al menor a un exceso de regalos, pierde la ilusión, la perspectiva, el valor y se puede volver caprichoso, materialista y superficial, sin capacidad de disfrute.

Según explica la psicóloga Amaya Terrón, CEO de Psicología Amaya Terrón (www.psicologiaamayaterron.com), “las consecuencias de tener a un niño rodeado con más estímulos de los que puede procesar, bien sea en forma de regalos, juguetes o materiales a su alrededor, serían un niño hiperestimulado que pierde el sentido y el valor de las cosas, que posiblemente no se centre en ningún estímulo concreto, desechando cada regalo sin apenas observarlo. También se pueden volver más materialistas, egoístas y caprichosos”.

Un empecho de regalos es contraproducente para su educación y genera una sobreestimulación en el niño nada deseable. A pesar de que no vamos a arruinar su educación por un solo día al año, caer en la tentación de sobreregalar a los niños sería contraproducente, ya que, al final, los niños pierden el aprecio y el valor que nos gustaría que tuvieran por las cosas. “A mi me gusta mucho apostar por la idea de menos juguetes y más tiempo con ellos”, aconseja la psicóloga Amaya Terrón.

 

El número adecuado de regalos y sus características

Aquí viene la gran duda de los padres: ¿Cuántos regalos deben recibir los niños? ¿Qué sucede con los regalos de parte de abuelos, tíos…? La experta, Amaya Terrón aconseja que “esto depende de la edad y circunstancias, pero me atrevería a decir que un número adecuado serían máximo 4 juguetes para que no pierdan el interés y la atención por cada uno de ellos”.

¿Y qué características deberían cumplir estos regalos para que sean regalos estimulantes, valorados y educativos? Principalmente, asegura Amaya Terrón, los regalos deben ser “adecuados a la edad y capacidad del menor, seguros, que fomenten la creatividad y estimulen adecuadamente y acordes con los intereses y gustos particulares y no tanto a los prejuicios que podemos tener los padres al respecto”.

Otra opción muy recomendable y no muy extendida, pero perfectamente aceptable y apropiada es regalar experiencias, excursiones o eventos divertidos, por ejemplo. Según asegura Amaya Terrón, “es una experiencia gratificante que perdura más en la memoria de los niños que muchos otros juguetes que a las dos horas de haber sido abiertos pasan al fondo baúl y no se vuelven a tocar”. 

 

Los videojuegos como regalo

Uno de los regalos estrella todas las navidades son los videojuegos. Los niños los reclaman en su carta de Reyes, y algunos padres temen que se conviertan en el único acompañamiento lúdico del niño. “Basándome en mi experiencia clínica, cada vez estoy más convencida de que los mejores juguetes son aquellos que fomentan la sociabilización, creatividad, curiosidad y no dejan fuera de juego a mayores o a un número amplio de personas para, por ejemplo, fomentar el juego con la familia”, asegura Amaya Terrón. A pesar de ello, “algunos videojuegos me parecen apropiados porque cumplen estos requisitos, pero no es así la norma, por lo que antes de comprar deberíamos informarnos y poner límites al uso de estos. Tampoco tenemos que reducir los regalos a este tipo de juegos únicamente, como vemos en determinados hogares, al final en el equilibrio creo que está la virtud”.

La psicóloga asegura de que un exceso de videojuegos y que estos sean el único interés de los niños puede acarrear consecuencias muy negativas para los menores. “Cada vez nos llegan a consulta más casos de niños con problemas directos e indirectos provocados por un mal uso de los videojuegos, como aislamiento, adicción, conductas agresivas y es por este motivo que hay que hacer un buen uso de ellos: moderado, controlado y adecuado en cuanto al contenido del juego, ajustado a la edad y al tiempo de exposición”.

 

¿Se pueden regalar mascotas?

Tener mascotas y fomentar el cuidado y respeto a los animales desde la infancia es una buena idea siempre y cuando seamos responsables y mantengamos esta actitud hasta el final de las vidas de estos.

“Siempre y cuando se reúnan las condiciones adecuadas para ello como: espacio adecuado, responsabilidad y posibilidad de cuidar y atender a un animal, edad del menor, responsabilidad de los padres para hacerse cargo de las demandas que el menor no pueda atender, no me parece un regalo inadecuado”, afirma Amaya Terrón.

 

¿Qué pasa con los juguetes bélicos?

A pesar de que este tipo de regalos forma parte de la tradición de muchos hogares, en opinión de la psicóloga Amaya Terrón, “no son el tipo de juguetes más adecuados. Hay mucha variedad de juguetes y los niños tienen mucho mundo que descubrir, pero si les regalamos juguetes con los que el objetivo es herir al contrincante quizá les estemos sesgando y condicionando sus gustos y actitudes cuando sean mayores”.

 

La entrega de regalos de los demás miembros de la familia

Ir a casa de los abuelos, tíos y primos y ver que allí los Reyes Magos también se han acordado del niño es una de las cosas que más ilusión les hace a los pequeños estos días de Navidad. La magia de los regalos se une a la experiencia de compartir con los demás miembros de la familia estos entrañables momentos, donde cada uno cuenta qué le han traído los Reyes, disfrutando de una agradable comida familiar o compartiendo una merienda degastando el tradicional roscón de Reyes. Pero, ¿qué sucede cuando en casa nos hemos esforzado en cumplir los requisitos de el número de regalos y otros miembros de la familia actúan de manera contraria?

Esto es una situación común y, por ello, Amaya Terrón recomienda estar organizados con anterioridad, consensuar la entrega de regalos y el número y darle a cada situación o regalo su tiempo y atención. “A todos nos gusta ver como los niños se ilusionan y abren los regalos que con tanto cariño hemos preparado para ellos, por lo que al hacerlo todo junto quizá nos perdamos este detalle, pero cada familia lo hace según su tradición dependiendo de los gustos personales, así que mi opinión es que no hay una forma correcta, sino muchas, dependiendo de las familias, sus gustos y sus circunstancias. Lo importante es que, en la medida de lo posible, todos disfruten del proceso poniendo el acento en los niños que son los verdaderos protagonistas”, explica.

 

Fomentar el agradecimiento

Una vez recibidos los regalos, llega la hora de dar las gracias. Es importante fomentar el agradecimiento en nuestros hijos. Esta cuestión forma parte de una educación en valores que va más allá de la época navideña. “El agradecimiento es una actitud muy positiva para ellos y hay que fomentarlo en todas las épocas del año. Una buena forma de hacerlo es siendo nosotros los primeros de lo hacemos cada vez que recibimos algo, de esta manera ellos aprenden no solo de lo que les decimos que hay que hacer, sino de que lo ven cuando somos el ejemplo”, asegura Amaya Terrón.

Debemos estar agradecidos también por las experiencias y los momentos compartidos, centrándonos más en el regalo que nos ofrecen las reuniones y encuentros familiares y con amigos que en los acontecimientos que impliquen regalos materiales. Si nosotros lo vivimos y disfrutamos de esta forma es más probable que ellos imiten la conducta y la actitud fomentando la verdadera magia de la Navidad.

 

Gestionar las expectativas y la frustración

Estos días también pueden aparecer sentimientos que no nos gustaría que aparecieran en nuestros hijos. Hablamos de la frustración en los menores que aparece, por algo que puede suceder en algunos hogares, como no haber recibido el regalo que deseaban o la cantidad de regalos esperada. ¿Cómo podemos gestionar estas expectativas?

“Principalmente siendo leal y coherente con el principio de realidad, sin engaños, mentiras, ni falsas esperanzas”, recomienda Amaya Terrón. “Los niños crean las expectativas las crean en función de los mensajes que les damos previamente, por lo que ser realistas y hablarles con ilusión sería una máxima para gestionar expectativas apropiadas en Reyes”, agrega la psicóloga.

La frustración, por su parte, no solo se gestiona en Navidad, quizá se ponga en estas fechas más a prueba, pero hay que trabajarla a lo largo del año. “La estrategia más funcional es tener un buen equilibrio personal, dedicar tiempo a conocer y escuchar a nuestros hijos, atender a su desarrollo y sus capacidades y enseñarles con valores y límites saludables. Enseñarles que no siempre pueden conseguir lo que quieren y que está bien así, sería un buen mensaje a dar y a poner en práctica. Los límites saludables son fundamentales a este respecto”, explica Amaya Terrón.

Si seguimos todos estos consejos nos aseguraremos de poner un punto de sensatez y lógica en las fiestas navideñas. Si tus hijos no reciben todos los regalos que quieren no estarás haciéndoles ningún mal, sino todo lo contrario. Les estás educando en valores, estarás contribuyendo a que no sean unos niños caprichosos y materialistas, sin capacidad de disfrute. Les estás enseñando el sentido y el valor de las cosas. Les formarás para el futuro, para que, cuando sean adultos, sean conscientes de que tendrán que esforzarse para tener lo que desean. Sin duda, este sí es el mejor de los regalos.

 

Los mejores y los peores regalos

Los mejores:

  • Los apropiados a su edad.
  • Seguros.
  • Que cumplan con los gustos e intereses de cada niño.
  • Aquellos con los que pueda jugar con la mayoría de miembros de la familia.
  • Que fomenten su creatividad, es decir, no muy elaborados sin que dejen espacio para la imaginación.
  • Los que se eligen con cariño y pensando siempre en los beneficios del propio menor.
  • Los que fomenten la cooperación, el juego en equipo y la competitividad sana.
  • Los que tienen un buen equilibrio entre fomentar la actividad física y mental.
  • Ejemplos generales: excursiones, eventos, experiencias compartidas con miembros de su familia, juguetes como pelotas, saltadores, canastas y juguetes que les atraigan y fomenten la curiosidad, memoria, imaginación, como libros interactivos, rompecabezas, preguntas y respuestas, juegos científicos, experimentos…

 

Los peores:

  • Los que están pensados para gustar a los padres más que de los niños.
  • Los que no han pasado los rigurosos estándares de calidad y seguridad.
  • Los que sobrepasan o se quedan cortos a la edad/capacidad del niño.
  • Los que fomentan el aislamiento, la adicción o los comportamientos agresivos como algunos tipos de videojuegos.
  • Malos ejemplos: regalar únicamente juguetes del mismo estilo, como solo videojuegos, o solo libros, o únicamente juguetes que fomenten una sola forma de divertirse. Juguetes que, si nos paramos a pensar, a nuestros hijos no les va a gustar, aunque consideremos que son los más apropiados o los que más nos hubieran gustado a nosotros. Aquellos que se lo dan todo hecho sin dejar espacio a que ellos creen o aprendan.