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El síndrome postvacacional en los niños Niño

El síndrome postvacacional en los niños

A casi nadie nos gusta volver de vacaciones, a muchos niños tampoco. La vuelta a nuestras obligaciones suponen un incordio para la mayoría de la gente. Pero, en algunos casos, dicho malestar puede dar lugar a diferentes síntomas que se conocen como síndrome postvacional.

El síndrome postvacional se caracteriza por un sentimiento de debilidad y desgana ante el regreso al las obligaciones después de una temporada de vaciones. Este síndrome cursa con molestias físicas, como dolores de cabeza, insomnio, somnolencia diurna y fatiga. Los síntomas físicos anteriores se ven acompañados de alteraciones psicológicas asociadas con sintomatología depresiva, además de una mayor irritabilidad, ansiedad, una reducción de la concentración y desgana que dificulta la toma de decisiones.

 

Ansiedad por el comienzo del curso

Al igual que en los adultos, los niños, a su manera, también pueden sufrir el síndrome postvacional. Los más pequeños necesitan también llevar a cabo un importante esfuerzo para adaptarse al ritmo escolar. Por mucho que a un niño le guste el colegio, no vuelven por deseo propio, sino porque así está fijada la fecha de regreso. Además, en el caso de los niños los cambios que suponen la vuelta a la rutina se unen a la ansiedad experimentada por el comienzo del nuevo curso y el reencuentro con sus compañeros.

 

Los dolores de tripa son más comunes en los niños

En el caso de los niños son frecuentes los sentimientos de tristeza, apatía, dificultad en la concentración, sensación de debilidad, ansiedad e irritabilidad. Del mismo modo, también los más pequeños pueden presentar alteraciones físicas, como dolores de cabeza o insomnio. Entre los síntomas físicos, los dolores de estómago son una de las dolencias más comunes en los niños que no está tan presente en el caso de los adultos. No obstante, la principal diferencia del síndrome postvacacional entre niños y adultos es la forma de expresar el malestar en el caso de los primeros. Evidentemente un niño no dice: “Estoy deprimido” o “Qué desaganado me encuentro”. Los síntomas depresivos infantiles se manifiestan especialmente en su forma de comportarse. Así, por ejemplo, entre los comportamientos más destacables de los niños podemos encontrar la fatiga sin motivo aparente, la alta sensibilidad al fracaso o a que le rechacen, la irritabilidad sin motivos justificables, el aislamiento, la inhibición y el rechazo  o “excusas” (dolor de tripa, etc.) para ir al colegio. Todos estos síntomas serán más intensos o tendrán una mayor probabilidad de aparición en el caso de los niños que ya tenían problemas escolares o relacionados con el ámbito académico con anterioridad a las vacaciones. En la mayoría de los casos estos síntomas son transitorios, sin embargo, en algunas ocasiones pueden prolongarse en el tiempo interfiriendo en la vida cotidiana del pequeño. En dicho casos, los padre deberían solicitar ayuda especializada.

 

¿Cuáles son las causas del síndrome postvacacional en los niños?

De nuevo aquí, como en la mayoría de los trastornos, existe un amplio número de factores cuya interacción da lugar al síndrome postvacional. El principal motivo por el que aparecen sus síntomas tiene que ver con la alteración de nuestro reloj biológico el cual es mucho más fácil de alterar en el caso de los niños. Este reloj es el encargado demarcar nuestro biorritmos (hora de dormir, hora de comer, etcétera). Unas vacaciones largas y con ritmos muy distintos a los que el niño mantenía en su rutina diaria hacen que el reloj biológico se desincronice. Cuando se incorpora a un niño a la vida académica de forma brusca no damos tiempo a que sus biorritmos se readapten a su vida cotidiana provocando un importante estrés físico y emocional en el pequeño.

Por otro lado, en muchas ocasiones, nada más incorporarse al colegio se habla a los niños de los libros que hay que comprar, de los exámenes que van a tener, etcétera, dando lugar a una importante sensación de presión en los pequeños que desde el primer día se ven obligados a aceptar su nueva realidad. A esta dosis de estrés a veces se le une la generada por los propios padres quienes transmiten sus agobios a lo más pequeños: “Vamos a tener que organizarnos”, “Quién te lleva a…” o “Si empezamos así menudo añito que nos espera”.

Finalmente, la falta organización de los tiempos del pequeño es un importante factor de riesgo para el padecimiento del estrés postvacacional; la falta de coordinación entre los horarios de los padres y del colegio, el estar apuntado a demasiadas actividades extraescolares son aspectos cruciales en cuanto a cómo vive el niño el regreso al cole.

 

¿Cómo podemos evitarlo?

Estas son algunas pautas para evitar que tu hijo no padezca el síndrome postvacacional:

  • Intenta que durante las vacaciones el niño mantenga unos horarios estables a la hora de irse a dormir y de levantarse. También es importante que cuides los tiempos de sus familias intentando que estos estén, así como para sus comidas.
  • Intenta volver unos días antes de vacaciones para que el niño pueda integrarse de forma progresiva; durante este tiempo, intenta que sus tiempo se vayan paraciendo tanto como sea posible a cuando está en el colegio.
  • Reintregrale en su grupo de amigos: intenta que vea a algunos de sus amigos o compañeros antes del regreso al colegio para que se sienta más seguro a la hora de volver al cole.
  • Ayudale a superar la separación de sus amigos y familiares que deja atrás con el fin de las vacaciones: si es posible háblale de momentos durante el año donde podrá seguir viéndoles y facilitale mantener el contacto con ellos.
  • Mantén una actitud positiva respecto a la vuelta al cole: no le trasmitas tus agobios ni te queje tú misma de la vuelta al trabajo pues los padres son los principales modelos de sus hijos a la hora de enfrentar la adversidad.
  • Resalta los aspecto positivos de la vuelta al cole: ver de nuevo a sus amigos, comprarse un estuche nuevo, etcétera.
  • Por eso, buena cara y una sonrisa cuando volváis al cole. Eso sí, si consideras que el malestar emocional de tu hijo es demasiado intenso, duradero y/o interfiere en su vida cotidiana solicita ayuda de un especialista.

 

Vacaciones demasiado largas

Algunos de los motivos del síndrome postvacacional son las vacaciones demasiado largas con una gran diferencia de rutinas respecto a la vida cotidiana del niño, vacaciones en las que no se ha descansado bien y la falta de motivación y/o adaptación al ámbito escolar que en muchos casos existía previo a las vacaciones.