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La sandía Alimentación

La sandía

Es dulce, apetitosa y colorida. La sandía es una fruta veraniega con gran cantidad de agua y pocas calorías.

La sandía es una fruta que los niños pueden tomar a partir de los seis meses. Es blandita y refrescante. En bebés y niños pequeños se recomienda comerla  sin pepitas y aplastar algunos trozos con un tenedor hasta que aprenden a comerla en trozitos más grandes.

La sandía ayuda a mantener a los niños hidratados y también es diurética, con lo que podrán eliminar los desechos por la orina fácilmente. Sus vitaminas ayudan a aprovechar los beneficios del sol y mantiene en buena salud la piel y las mucosas.

 

Propiedades nutricionales

Es una de las frutas que más agua contiene (un 93 por ciento). Además, al tener muy pocas calorías (apenas 20 por cien gramos) y no contener ni grasas ni colesterol, resulta idóneo para incluirla como parte de una dieta sana.

Cien gramos contienen 4,5 gramos de hidratos de carbono y 0,3 gramos de fibra, por lo que es ligeramente laxante, favoreciendo el tránsito intestinal.

Destaca su alto contenido en fructosa, responsable de su dulzura y de su sabor. Nos aporta vitaminas (A, B1, B2 y B6) y minerales como el calcio, el fósforo, el potasio y el magnesio.

El color rosado de su pulpa se debe a la presencia de licopeno una sustancia con propiedades antioxidantes, que ayuda a mantener las células más jóvenes y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, degenerativas y de algunos tipos de cáncer (páncreas, pulmón, colon y próstata).

Puede emplearse para elaborar coloridas ensaladas, torres con queso, brochetas, guarniciones si está pasada ligeramente por la plancha, se puede rellenar, utilizar para hacer salsas, macedonias, sorbetes, helados, zumos o cócteles.