¿Cómo afecta al feto el alcohol y el tabaco? Embarazo y parto
¿Qué te parecería si alguien obligara a un niño de un mes, a fumar diariamente un paquete de cigarrillos y darle biberones con cantidades importantes de alcohol?
Seguro que a todos nos parecería una monstruosidad. Pues bien: cuando una madre embarazada fuma y/o bebe, está obligando a fumar y/o beber a su embrión que es mucho más vulnerable que un recién nacido y por supuesto que un adulto. El tabaco y el alcohol son extremadamente peligrosos durante la gestación. ¿Quieres saber qué efectos pueden causar a un feto?
El peligro del tabaco
En el humo de los cigarrillos se han detectado más de 4.800 productos químicos distintos, de los cuales los más peligrosos son la nicotina y el monóxido de carbono.
- La nicotina disminuye el flujo sanguíneo uterino y por lo tanto la concentración de oxígeno en la circulación fetal y esto explica el retraso de crecimiento intrauterino que muestran con frecuencia los hijos de madre fumadora respecto de los que no lo son.
- El monóxido de carbono es capaz de atravesar la placenta y combinarse con la hemoglobina materna y fetal, dando lugar a la carboxihemoglobina, la cual reduce la capacidad de oxigenación de los tejidos. Se calcula que un paquete de cigarrillos al día da lugar en la sangre materna a unos niveles de carboxihemoglobina del 4-5 por ciento y que en la circulación fetal estos niveles son un 10-15 por ciento superiores a los maternos.
- El tabaquismo materno durante el embarazo produce un retraso de crecimiento, ya que reduce el peso del recién nacido en aproximadamente 200 gramos, respecto al de los hijos de madres no fumadoras.
- Las madres fumadores tienen un mayor riesgo de aborto espontáneo y de dar a luz a niños muertos.
- El efecto del tabaco sobre el feto está relacionado con la dosis, por lo tanto cuanto más fume la madre, mayor será la repercusión negativa sobre el feto. Es durante la segunda mitad del embarazo, cuando el tabaquismo materno repercute de forma más significativa.
- Los hijos de madres fumadoras, tienen un mayor riesgo de desarrollar un cuadro tan dramático como es el síndrome de la muerte súbita del lactante.
El síndrome de alcohólico fetal
Las primeras publicaciones, con base científica, de las repercusiones que tenía el alcohol durante el embarazo, aparecen a finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo XX, que es cuando se acuña el término de síndrome alcohólico fetal.
El síndrome alcohólico fetal tiene una enorme trascendencia médica y social, ya que después del síndrome de Down, es la principal causa de deficiencia mental de causa conocida.
Las manifestaciones clínicas del síndrome alcohólico fetal son muy variadas. Sin embargo, las más llamativas son: retraso de crecimiento intrauterino, que no se recupera posteriormente; retraso psicomotor de distinta gravedad; malformaciones congénitas y anomalías craneofaciales. La cara de estos niños presenta unos rasgos característicos: una cabeza pequeña (microcefalia) que es expresión de un escaso desarrollo del cerebro que condiciona la deficiencia mental, ojos pequeños (hendiduras palpebrales estrechas), nariz pequeña y antevertida (respingona), labios mal delimitados, menor diferenciación del surco nasolabial, con un menor desarrollo de la zona media de la cara.
El consumo de cantidades moderadas de alcohol durante el embarazo, puede tener un efecto adverso sobre el embrión y el feto, y cuanto mayor es el consumo de alcohol absoluto, mayor es la gravedad de esta repercusión.
Todo lo anteriormente expuesto pone de manifiesto que el alcohol es un agente embrio-feto lesivo de primer orden y que debe ser absolutamente desaconsejado durante el embarazo.