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Bebé | 0 - 9 meses | Diversión y beneficios en la piscina

Diversión y beneficios en la piscina Bebé

Diversión y beneficios en la piscina

La actividad acuática compartida entre padres y bebés es muy enriquecedora. Ayuda a reforzar vuestro vínculo afectivo y, mientras él aprende a dominar el medio, además fortalece su corazón y mejora su desarrollo psicomotor.

Disfrutar del agua es un placer y poder hacerlo con tu bebé es toda una experiencia sensorial y gratificante. Los bebés están dotados de un amplio abanico de reflejos y, si a tu hijo, además del medio terrestre, le ofreces otro como el agua, le aportarás una gran cantidad de beneficios físicos, emocionales e intelectuales, que serán muy positivos durante su crecimiento.

 

Un refuerzo en su desarrollo

Unir a la rutina clásica del bebé una actividad acuática, significa potenciar su capacidad de adaptación a los cambios, desarrollar sus habilidades motrices y reflejos, reforzar el vínculo afectivo con sus padres.... Numerosos psicólogos infantiles y pedagogos reconocen la importancia de la estimulación acuática y, aún así, seguimos sin prestarle la atención que se merece hasta que el niño entra en la escuela.

La razón estriba en el error de relacionar la actividad acuática para bebés con el aprendizaje de la natación, algo que no se consigue hasta los cuatro o cinco años. Una cosa es el disfrute y el dominio del medio acuático, y otra muy distinta aprender a nadar, que tiene que ver con adquirir una técnica.

 

Beneficios para tu bebé

  • Mejora su desarrollo psicomotor: desarrolla la coordinación, el equilibrio y el conocimiento del espacio. En el agua, el bebé encuentra la posibilidad de moverse tridimensionalmente, siendo mucho mayor la libertad y continuidad de movimientos. Incrementa la fuerza gracias a los ejercicios musculares y, a muy temprana edad, comienza a tener nociones de desplazamiento y distancia, lo que redundará en una mayor coordinación motriz para gatear o caminar.
  • Fortalece el sistema cardio-respiratorio: los ejercicios en el agua fortalecen el corazón y los pulmones. Debido al trabajo respiratorio que se realiza en el agua, se aumenta la eficiencia en la oxigenación y el traslado de la sangre. Mejora la resistencia del bebé y es beneficioso para el fortalecimiento de su sistema inmunológico.
  • Ayuda a su desarrollo intelectual: el medio acuático estimula la capacidad de juego del niño, lo que repercutirá positivamente en aprendizajes futuros. Se ha demostrado que los bebés que han hecho natación durante los dos primeros años de vida son más creativos y observadores al desarrollar una percepción mayor del mundo que les rodea.
  • Desarrolla el vínculo afectivo entre bebé-mamá-papá: la actividad acuática compartida con los papás genera situaciones ricas y profundas donde se mezclan las reacciones innatas e instintivas del bebé con las propias vivencias de los padres que, sin duda, ayudarán al conocimiento mutuo, alimentando el amor.
  • Inicia la socialización: estimula la confianza en uno mismo y mejora la comunicación con los demás. La convivencia en la piscina con otros niños le ayudará a compartir y realizar actividades junto a otras personas. Así adquiere más confianza para comunicarse en grupo, ya que estará en constante contacto con instructores y niños.
  • Desarrolla las habilidades vitales de supervivencia: mediante las actividades de flotación e inmersión aprenderá a desenvolverse y a respetar el medio acuático. Saben que salir del agua implica un esfuerzo y reconocen que necesitan ayuda.
  • Ayuda al bebé a relajarse: el programa de ejercicios suaves en el agua a una temperatura agradable relaja al bebé, estimula su apetito y le ayuda a dormir mejor, lo que mejora su carácter y comportamiento.
  • Refuerza su seguridad e independencia: al sentir que sus padres tienen su atención centrada en él, el bebé disfruta en el agua al tiempo que se siente más seguro. Así se incrementa con el tiempo su sentimiento de autoconfianza e independencia.

 

¿Cuándo comenzar?

Se recomienda esperar hasta los tres o cuatro meses de vida para llevar al bebé a la piscina, aunque algunos centros no los aceptan hasta los seis o siete meses, debido a las condiciones de las instalaciones principalmente.

Por tanto, puedes empezar las clases cuando realmente te sientas segura, teniendo en cuenta que, a partir de los ocho o nueve meses, perderá algunos reflejos innatos que, sin duda, serán muy útiles. Los bebés menores de un año se adaptan al agua más rápidamente que los niños mayores y cuanto más tiempo estén apartados del agua, más probabilidades existen de desarrollar sentimientos de desconfianza.

 

Una piscina para tu bebé

  • La profundidad ideal para que los padres puedan hacer pie debe ser de 1,40-1,50 centímetros.
  • La temperatura del agua debe oscilar entre los 31-32 grados centígrados.
  • El nivel de cloración debe ser bajo, entre el 0,5 y el 0,6 por ciento para que no dañe sus ojos ni su piel.
  • Los “vasos de enseñanza” suelen tener unos 6 por 4 metros y no deben compartirse con niños mayores.
  • La zona de la piscina y vestuarios debe estar climatizada y cumplir con las normas higiénico-sanitarias establecidas.
  • Conviene que haya un máximo de 8 bebés por clase y que la duración gire en torno a 20 minutos.

 

Toma precauciones

  • Antes de acudir a la piscina con tu bebé, deberás consultar con el pediatra.
  • No dejes nunca a tu bebé solo cerca del agua, pues él no es consciente del peligro que tiene.
  • Evita dar de comer al niño antes de ir a la piscina y elige un horario que no interfiera con su sueño o alimentación.
  • Después del baño, seca al bebé inmediatamente. Una vez vestido, abandona el pabellón para que no se ponga a sudar y al salir se enfríe.
  • Un bebé enfermo no debe bañarse. Reanuda las clases cuando esté restablecido.
  • Camina con zapatillas que no resbalen para evitar caídas cuando lleves a tu bebé en brazos.
  • Evita las comparaciones entre tu bebé y otros. Cada uno aprende a su ritmo.
  • Desconfía de piscinas de dudoso control higiénico y sanitario. Elige una específica para bebés con personal cualificado para trabajar con niños.