¿Utilizamos bien el parque? Niño
Si eres mamá o papá que trabaja, te darás cuenta de que en el parque pasas casi la mitad del tiempo que tienes con tu hijo después del trabajo. Este tiempo es muy valioso, por lo que es importante saber cómo aprovecharlo.
En el parque se sueceden diferentes anécdotas en las que hijos y padres están presentes mientras el pequeño interacciona con otros de su misma edad. El parque se convierte así en un escenario privilegiado para educar a nuestro hijo a la hora de relacionarse con otros niños facilitando así el despertar del valores que tendrán un papel fundamental en su desarrollo social y de la personalidad.
El parque no es para aparcar niños
Este trabajo, al igual que todo proceso de aprendizaje requiere un esfuerzo, por lo que dificilmente podremos llevar a cabo esta labor si nos dedicamos a estar toda la tarde hablando con otros padres en lugar de pasar un rato con nuestro hijo. Efectivamente, es una mala noticia; el parque también es cansado. Pero esto no significa que tengamos que estar todo el tiempo encima del niño. Simplemente, aunque estemos con otros padres disfrutando de una amena conversación, debemos también estar pendiente de los juegos de nuestro hijo, no viniendo mal acercarse de vez en cuando a ver cómo va todo.
Como tú te comportes, se comportará él en el parque
No debemos olvidar que actúamos como modelos de nuestros hijos, por lo que la forma en la que nos relacionamos con otros padres en el parque será observada e imitada por nuestros hijos en sus futuras relaciones sociales. Es frecuente observar como hijos de personas inhibidas se comportan de la misma manera con otros niños. Del mismo modo, un mismo niño puede comportarse de manera distinta con otros niños en función de la actuación que tiene la figura adulta que le acompañe sintiéndose más seguros en sus relaciones sociales cuando les acompañan adultos socialmente más habilidosos. La importancia de la imitación del desempeño social por parte de los hijos hacia sus padres cobra especial relevancia ante las situaciones de conflicto. Algunos padres se empeñan en pelearse por cosas mínimas como a quién le toca el columpio o de quién es la pala de la arena. Como padres no debemos olvidar la importancia que tenemos como modelos de la conducta de nuestros hijos debiendo evitar este tipo de actitudes.
6 reglas en el parque
- Anímale, pero no le obligues a relacionarse. A algunos niños les cuesta empezar a jugar con otros y se mantienen al lado de los padres en el banco del parque. Es importante animar (no obligar) al pequeño a relacionarse con otros niños. Al principio puedes actuar como modelo acompañando a tu hijo y preguntando tú mismo si puede jugar, después puedes acompañarle y que lo diga él, así hasta que progresivamente ya no necesite estar al lado. Lo que no debemos hacer en ningún caso es reforzar su timidez con frases como “Es tan tímido mi niño” y mucho menos ridiculizarle.
- No entiendas el parque como un aparca-niños. Los ratos de juego que pasas con tus hijos son momentos privilegiados para enseñarle a gestionar sus emociones y relacionarse con otras personas. Es por ello, que el tiempo del parque es un momento excepcional para enseñar a tu hijo a relacionarse con otros niños, resolver conflictos y educarle en valores. El parque no debe ser entendido como un momento para desahogarte y pasarte todo el tiempo hablando con otros padres, sin hacer caso a tu hijo.
- Nunca reprendas a los hijos de los demás. Si el culpable de algún enfrentamiento o conflicto es otro niño, dile a tu hijo que no está bien lo que ha hecho, pero que con él debe hablar su mamá/papá. Habla en privado con los padres explicándole lo ocurrido y si crees que es reiterativo mantén una conversación cordial y privada con ellos. No olvides que son niños, pero los padres son los responsables de su educación.
- No permitas que en tu presencia otros padres regañen a tu hijo. Amablemente les dices, “gracias, pero prefiero encargarme yo”.
- Si tu hijo es el responsable de algún conflicto, pídele que se disculpe. Para disculparse sirve con que le pida perdón, no es necesario dar besos, y siempre que sea posible pídele que repare lo que ha hecho (si ha destrozado una castillo de arena que ayude a construirlo, si ha quitado el columpio a otro niño que se baje y se lo ceda). Después, valora en casa a solas con tu hijo como se desarrolló el conflicto y qué le parece como se ha solucionado. Si tu hijo entra en conflictos constantes, pídele que se siente contigo. Cuando se tranquilice podrá seguir jugando con otros niños. La inmovilidad no les gusta nada a los pequeños.
- No culpes a tu hijo para quedar bien con el papá/mamá del otro niño. Primero entérate de lo que ha pasado. Pide a tu hijo que explique delante del otro niño lo ocurrido haciéndoles ver la implicación de cada uno en lo que cuentan.
*Artículo elaborado por Vanesa Fernández. Psicóloga.